martes, 5 de agosto de 2014

Anorexia y bulimia en varones, ¿Mas complicadas de detectar?

Las dificultades para percibir y aceptar que un chico tiene un trastorno alimentario siguen siendo aun frecuentes y esto entorpece el diagnostico precoz todavía mas que en el caso de las chicas.


Si el paciente es el chico de la casa sera muy difícil que los padres acepten que padece una anorexiabulimia nerviosas  y tenderán a atribuir a otros motivos su estado físico y/o su conducta. Y si el estado de dicho barón es tan llamativo que se acaba llevando al muchacho a una consulta pocos serán los profesionales que platearan que su estado físico o su delgadez podrían ser debidos a un trastorno alimentario. Las ideas preconcebidas provocan que los chicos sean diagnosticados muy tardíamente, cuando el trastorno esta plenamente instaurado como tal y con lo cual se ha perdido un tiempo precioso para ayudar al muchacho a remontar su patología.

A este problema de diagnostico hay que añadirle el estigma con que los varones viven sus conductas alimentarias patológicas y la humillación que les supone acudir a una consulta especializada en "problemas de chicas".

Los familiares, educadores y allegados deberían ser conscientes que a los adolescentes varones se sienten corporal y psiquicamente inseguros en el transito de la infancia a la juventud, aunque por los condicionamientos sociales, les cueste decirse a si mismos o a los demás que les obsesiona su aspecto. Puesto que mirarse al espejo, preocuparse por la apariencia o mostrarse débil, ha sido considerado por la sociedad como signo de poca virilidad. Por ello cuando un joven padece un trastorno alimentario como los ya citados va a tratar de ocultarlo mucho mas intensamente que el colectivo femenino.
Sufrirá por lo tanto un silencio mucho mas opresivo que el de las chicas y tendrá en consecuencia muchas mas dificultades en pedir y recibir ayuda.

Afortunadamente, ya existen varones capaces e reivindicar que la masculinidad no viene determinada por ser bruto, sucio, feo y macetas, y que no necesitan dejar de ser hombres ni dejar de sentirse atraídos por mujeres, para tener un aspecto corporal atractivo, cuidado, sentir emociones y/o expresar ternura hacia sus hijos, por ejemplo. El problema surge cuando, como en el caso de las mujeres, esta preocupación les sirve para evitar todos los conflictos que les plantea la vida. Entonces el aspecto físico se convierte en obsesión y los trastornos alimentarios se instauran.




La sociedad actual exige a los chicos unas características corporales que pueden generarles vulnerabilidad ante la obsesión hacia el ejercicio físico y la salud, generando de esta manera, un trastorno alimentario. En algunos deportes se les exige un peso bajo (por ejemplo corredores de fondo), para conseguir sus marcas. En las relaciones interpersonales se les exige ser fuertes y altos para tener éxito con las chicas. Su valor y su valía se miden por su apariencia externa, aunque por dentro se sientan solos, cobardes e inmaduros.

Las presiones constantes que reciben de los medios de comunicación, especialmente de publicidad y revistas para hombres, difundiendo trucos para conseguir un determinado cuerpo, por supuesto a costa de un gasto económico en gimnasios, alimentos dieteticos y cosméticos, se ha infiltrado en los contextos en los que supuestamente son otras cualidades en un hombre las que deberían primar a la hora de res "el mejor" y no solo un físico.

Estas presiones están teniendo su fruto y han llevado también a los hombres a realizar actividades tan perjudiciales como contar a pies juntillas las calorías de cada alimento que ingieren, preocuparse por su peso exageradamente, purgarse y, sobre todo, obsesionarse por un ejercicio físico intenso con el único fin de su única imagen a la que  nunca verán perfecta debido a un trastorno emocional que termina derivando en uno alimentario y por lo tanto físico que pone en riesgo su salud y su vida.



¡Un saludo!







Yhasmina