martes, 17 de octubre de 2017

La ausencia de hambre después del esfuerzo físico

Para cada gusto un color, hay millones de personas y cada una es un mundo. Los hay que después de un esfuerzo físico llegan a casa con un hambre equivalente a comerse medio frigorífico (esa soy yo) y los hay que después del ejercicio no hay manera de que les entre nada, agua y poca cosa mas. Lo lógico es pensar que si tu cuerpo ha estado expuesto a un esfuerzo, después, en consecuencia, va a querer recuperar a costa de comer, pero, ¿Es normal que el hambre no asome ni la punta de las orejas después de entrenar y/o competir? ¡Sigue leyendo!

Sara* (triatleta), me pregunta:

"No sé que me pasa, no lo termino de comprender. ¿Es normal no tener hambre después del esfuerzo físico? Estoy realmente preocupada por si este hecho que me sucede tanto en entrenos como en competición, me puede generar algún tipo de problema en el plano dietético."

Mi respuesta:

"¡Hola Sara!

Solo comentarte, que efectivamente no eres un bicho raro, de hecho muchos deportistas tanto profesionales como aficionados a deportes de velocidad e incluso de otras múltiples disciplinas, han constatado que efectivamente padecen, al termino de sus esfuerzos intensos, ausencia de hambre, a pesar del importante gasto energético de su cuerpo ocasionado por la actividad precedente. Aunque también los hay que después de estas actividades se les abre el apetito enormemente. Esta paradoja es fácilmente explicable, ya que tiene una razón fisiológica. Ahora bien, también te confirmo que si esta "paradoja" se repite en bastantes ocasiones, sí puede pasarte factura en tu equilibrio alimentario.

Este hecho, se achaca normalmente a una elevación de la temperatura corporal, que tiene efectos sobre el comportamiento alimentario.

Por defecto, la ingesta de alimentos, por si sola genera una subida de la temperatura corporal, así pues, después del esfuerzo el mero hecho de comer puede ocasionar un nuevo aumento de temperatura de algunas décimas de grado, hecho que no siempre es beneficioso.

Por lo tanto, por esta regla de tres, un deportista que haya entrenado/competido con calor, y que cuando termina logra enfriarse rápidamente (por ejemplo sumergiéndose en agua fría) logra recuperar mucho antes el apetito, que el que no se enfría en la misma velocidad.

Sin embargo también te digo, que no siempre es suficiente con volver a tu temperatura corporal normal. Ya que la misma realización de la actividad precedente  conduce a la producción y acumulación en el cuerpo de desechos, así como a la aparición de acidosis que concurren para
bloquear el apetito y ademas de modo duradero. Hay gente a la que no le entra nada ni con un embudo, incluso varias horas después de haber terminado.

El equilibrio nutricional en estos casos suele verse alterado cuando este tipo de situaciones de disfagia tras la actividad o lo que es lo mismo, falta de apetito, se repite de manera frecuente, ya que al verte inclinada a comer poco, no creo que puedas compensar correctamente las reservas energéticas y minerales que hayas agotado durante el esfuerzo, y en el plazo de unas semanas si que pueden aparecerte desde carencias hasta enormes ganas de comer.

Uno de los remedios que podrían valerte es tener para cuando llegues, una bebida glucídica (bebida energética) y empezar a tomarla de manera pausada pero sin interrupción, una vez hayas interrumpido la actividad. Evidentemente, busca un gusto que te resulte agradable. Lo que te sucederá con esto, entre otras cosas, es que una vez ta la hayas bebido, la tasa de azúcar en tu sangre variará y al bajarte el azúcar después de una subida brusca, lo normal es que te se habrán las ganas de comer. Ademas, restaurar también parte del agua corporal perdida, lo cual te permitirá un conjunto de procesos digestivos que van encamonados a que tengas apetito y restablezcas, alimentándote, la buena forma."


Y ahora, con esta información haz lo que quieras, pero que no se diga que nadie te lo había dicho.


Un saludo,



Yhasmina




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