miércoles, 20 de mayo de 2015

Anorexia y bulimia y aquello que los padres nunca deberían hacer

No soy psicóloga pero muchas veces te conviertes en una amiga en los que los pacientes, para mi suerte, terminan confiando. Y es que al menos yo paso un 70% del tiempo en consulta hablando de la vida de la persona que tengo delante, ya que muchos de sus problemas alimentarios derivan de problemas de su vida rutinaria aleatorios a la nutrición pero que le pasan factura en esta, desde malos hábitos des de la niñez, a ansiedades causadas por factores desconocidos de momento o conocidos pero que poco tienen que ver con la nutrición aunque le termina pasando factura ante la nevera, hasta problemas mas graves como es la anorexia y la bulimia donde si es extremadamente necesaria la aparición en primer plano de un buen profesional preparado en el terreno de la psicología. Y es que no resulta extraño tropezarte con personas que presentan signos evidentes de que padecen un trastorno alimentario de esta magnitud y lo desconocen o no lo quieren ver (que esa es otra) pero el problema se agrava si el que no tiene una reacción adecuada ya es su entorno mas próximo como antesala, como serian los padres de este paciente. También puede suceder tropezarte con alguno de estos padres que por un motivo u otro han terminado sentándose frente a ti. ¿Que deberías hacer? ¡Sigue leyendo!


Las reacciones del entorno:

1. Reacciones inevitables.

- La negación.

Que te sepas de memoria los puntos claves para detectar un trastorno u otro como los descritos anteriormente en este post, no quita que la mayoría de los padres reaccionen ante la evidencia del problema minimizando su importancia o negando su existencia. Y es que nuestros niños (o no tan niños) son nuestro bien mas preciado, por ello, aceptar que presenten trastornos que pueden llegar a poner de manera severa, en peligro su vida, no es fácil ni plato de buen gusto.  A parte de que para muchos, que su hijo tenga un problema les supone que se cuestione su valía como padres (o eso creen ellos).
¿Pero que sucede si ya es el padre de entrada el que no ve o no quiere ver el problema? Si esto sucede, es el propio progenitor el que entorpece claramente un proceso fundamental para su hij@, y es el de tomar conciencia sobre el asunto

- La aceptación del problema.

Finalmente el problema se acepta, pero la misma aceptación causa un declive familiar, ya que la pareja se resiente, las comidas familiares se tensan, los hermanos se ven desplazados ante la necesidad de los padres de atender al hijo con el problema, y es entonces cuando la desesperación te lleva a realizar actuaciones, por lo normal, poco acertadas.

- Sentir angustia y miedo.

¿Como te sentirías tu? ¿Sabrías explicar el motivo por el que tu hijo presenta este problema? ¿Sabrías como actuar? Por ello, por no tener una respuesta para una pregunta ni para la otra, los padres terminan angustiándose y sintiendo un miedo atroz ya que probablemente habrán oído hablar de las consecuencias de un trastorno y de otro y en lo que estos pueden desencadenar.

- Aparición de peleas.

Los padres ven el problema y intentan ayudar a su hij@, lógicamente. Entonces intentan hacer comer al enfermo a toda costa y empiezan a evitar que vomite al mínimo descuido. Tampoco entienden que su hij@ no coma cuando tiene hambre, que diga que no tiene ningún problema y que diga este gordo, aunque esta en los huesos. Por ello, cuando su hij@ no cede, aparecen las peleas, la consternación y la frustración que provoca que traten al paciente como un/a "terco/a" y no como lo que es, un/a "enfermo/a".

- Llegan las ofertas.

Es ahora, después de las peleas que los padres instauran la calma con el fin de dar carpetazo al trastorno y por ello instauran un rol de recompensa/castigo. "Si no comes en exceso para después vomitar te pago un viaje con las amigas" o "Si comes mas y no te controlas tanto la comida te compro una botas nuevas" (por ejemplo). Es en este punto que hay que ser extremadamente realista y comprender que nuestro/a hij@ no va a dejar su trastorno de lado por algo material, ya que el trastorno es la angustia que le produce afrontarse a la vida. Estas negociaciones y control externo solo son útiles en caso de hospitalización domiciliaria y/o ingreso y siempre seguido por un profesional en el campo.

- Depresión.

Muchos familiares pierden la confianza en si mismos y en su ser se instaura la tristeza el pesimismo y la culpabilidad. Incluso sus pautas alimentarias se transforman, los hay que pierden interés en la comida los hay que se dan atracones, aparecen también los que se sienten culpables de poder comer con normalidad cuando su hij@ no puede hacerlo y incluso aparecen casos de sobrepeso en padres causado por su necesidad de animar a su hij@ a comer mas.

- La culpa.

¿Habría podido hacer algo mas por ella? ¿En que he fallado? ¿Por que no actué antes? ¿Como no lo vi venir? Estas y otras culpas son las que suelen aparecer.


2. Reacciones adecuadas.

- Ante la duda de si su hij@ tiene o no un problema real.

¿Que tal hablar de manera franca y honesta con el/ella y plantear la pregunta? Aunque no estén seguros del problema pueden mostrarle su preocupación al ver su estado físico o determinadas conductas que les hacen dudar. Un vez expresada la preocupación deben permitir que su hij@ exprese su punto de vista respecto al tema sin interrumpirla/lo y por supuesto nunca acusarla/lo de no decir la verdad. Esta conversación tiene que estar bien preparada de antemano, por ello quizás seria
necesaria a ayuda de un profesional o de padres en la asociación de afectadas.

- Una vez tenemos la certeza de que existe el problema.

Buscar ayuda de un profesional y alejarse de los consejos de otros familiares no expertos ni preparados académicamente para ello.

- Llegar a un consenso en la pareja o padre/madre de tu hij@.

Dialogar con tu pareja sobre el asunto es de extrema importancia para posicionaros los dos en el mismo lado de la balanza. Quizás al dialogar te sorprendas de las discrepancias que puedes tener con tu pareja o padre/madre de tu hij@, es muy importante que la paciente os vea posicionados a los dos de igual manera en el mismo punto, sin dudas ni flojeras. Las posiciones contrapuestas o la eliminación de uno de los padres, disminuyen la fuerza para enfrentarse al problema.


- Mantener la serenidad y la firmeza.

La comunicación con el paciente es mas fácil si a este no le resulta traumático dialogar con sus padres. En cambio si el hij@ observa que el dialogo sobre el problema crea angustia en estos, dejará de dialogar con ellos. Es muy importante que un buen profesional enseñe técnicas de dialogo que induzcan a la serenidad a estos padres.

- Imprescindible resulta entender que:

. El trastorno alimentario es la forma de pedir ayuda que tiene su hij@ y expresar los problemas que tiene para afrontar la vida.

. El malhumor es producto de su propia angustia, que solo sabe afrontar con menosprecios y gritos.

Las conversiones solo devén ser interrumpidas cuando se convierten en un monologo en los que su hij@ ya no interviene o bien por que la situación genera tal tensión y/o violencia  que resulta insostenible, entonces es mejor posponerla para otro momento de mas calma.



Conclusión:

DETECCIÓN DEL PROBLEMA - AFRONTACIÓN - BUSCAR AYUDA



Y ahora con esta información haz lo que quieras, pero que no se diga que nadie te lo había dicho.



Un saludo,



Yhasmina



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