miércoles, 7 de noviembre de 2018

En la isla sin coches ni luz

Seguimos aquí, donde ni la luz ni los coches llegan, en Mar Lodj, vente, que hoy vamos a descubrir de dónde vienen los susurros del campo....

Camino a Mar Fafako
Amanecemos en esta tranquila isla tras una noche de locura, lloviendo, tres mil mosquitos intentando atravesar la mosquitera y lo mas fuerte "nena" (como te diría una amiga) Quim se despertó hasta tres
veces con la espalda llena de mordisquitos de hormiga y es que descubrimos que en nuestra habitación había un hormiguero y en Senegal las hormigas no son como aquí, las hormigas allí hacen unas construcciones enormes y miden lo que una moneda de 5 céntimos de euro.

Por la mañana hemos comido lo que hemos podido y hemos salido andando hasta otro pueblo, Sumar Suluj para cruzarlo y llegar a otro pueblo, Mar Fafako.

Mujeres quitando las malas yerbas
Antes de llegar a Mar Fafako hemos oído en medio de la mas plena nada, unos susurros, era como una canción traída por el viento juntamente con el sonido de unos tambores. Cómo no, mi mente curiosa nos arrastra a averiguar de qué se trata, si es un ritual canival o una radio encendida tipo TeleTaxi pero en Senegal... ejjeje. La sorpresa fue mas allá de las dos cosas, se trataba de un grupo de hombres trabajando en el campo a ritmo de tambor y cantando una canción a coro. Según un señor que nos vio y se acercó para ver si necesitamos algo, se trataba de una agrupación de la población para quitar las malas hierbas de la planta del cacahuete, que allí abunda, para asegurarse de que pudiera crecer fuerte.  Lo de trabajar se trabaja en todos lados pero en España no me imagino a nadie yendo al campo de sol a sol para labrar a mano a ritmo de canción por un bien común y menos si es gratis.
Niña con su madre en Mar Fafako

Seguimos andando hasta llegar a Mar Fafako para encontrar un carro, que es el único transporte
disponible allí y que nos lleve a nuestro campamento. Y lo encontramos, ¡vaya que si lo encontramos!, se trata de un carro sin barandillas y conducido por dos niños de siete o tal vez ocho años. ¡Lo mas normal!

Nos dejan en nuestro nuevo campamento, una casa de estilo casamancés. Las casa de este estilo son peculiares ya que son redondas y con un patio interior, al descubierto,  en el que suelen crecer alguna plantas y en el cual desembocan todas las habitaciones de la casa, cocina, dormitorio, baño, etc...

Es aquí donde te ofrecen que te des un paseo en piragua de forma gratuita por el delta, pero aviso, hay mucha mucha corriente, según como te pilla remas y remas y no te mueves del sitio. Lo mejor fueron las playas, en las que no hay absolutamente nadie, únicamente observada por los enormes lagartos que allí habitan que son como el brazo y que al arrastrase dejan una huella firme en el suelo con su larga cola.

Sentarte en un muelle, en una isla solitária, que el viento te dé en la cara y que solo estés tu, es algo extraordinario, no tiene precio, y allí estaba yo con un numero de personas que podía contar con los dedos de una mano alrededor, con unos pantalones de estampado africano, a 15000 kilómetros de mi casa, sin Wifi, sin lujos, sin peinar, sin maquillar y sin nada mas que lo importante, yo, mi ser, mi modo de ver la vida, los nuevos modos que había ido aprendiendo en el camino y la compañía de otra alma parecida a la mía. Es en esos momento, en los momentos de soledad en los que mas acompañada me siento.

Todo el mundo viaja por algo, unos viajan para ver monumentos, otros viajan para ver paisajes, otros viajan para relajarse y yo soy de las que se va para encontrarse. En mi vida tuve varios momentos que me hicieron perderme pero hubo una serie de catastróficos de estos encadenados
en una secuencia de tiempo mas o menos larga que me hicieron olvidar el camino para reencontrarme, así que me perdí y ya no supe volver a lo que era. No sé si te habrá pasado algo parecido...

En este proceso perdí a mi padre, que era el único que sabía guiarme hasta mí de nuevo cuando solía descarrilar. Él se fue y una gran parte de mi creo que se fue con él, con su forma de ver la vida y con todo lo que le quedó por vivir y no pudo ser, por que murió joven. Lo único de él que no se marchó fué su huella en mi forma de ser y nuestros recuerdos cogidos con pinzas y guardados entre algodones, los cuales guardo con recelo sólo para mi, recuerdo que antes de su primera operación me prometió que al recuperarse iríamos a escalar y haríamos un viaje a África aunque mi madre pusiera el grito en el cielo, ese momento nunca llegó. Y lo sigo esperando y creo que lo esperaré siempre.

Carro guiado por niños

Pues eso (que no quiero llorar pero necesito explicarte esto para que comprendas lo que te quiero decir y que carajo pintaba yo en Senegal o en otro sitio en el que haya estado o estaré), un día pensé que tal vez estaba empleando mucha mas energía buscándome para volver a lo que era , cual tren intenta volver por el mismo trayecto hacia atrás y al que le vas echando combustible pero no puede ir en esa dirección . En ese momento caí en la cuenta de que quizás sería mas fácil construirme de nuevo, solo que esta vez, queriéndome bastante mas. Y así fue como aparté de mi cosas que no me hacían bien, personas, algunas se fueron solas (la sensación de cuando se van solas es como si la basura se sacara sola ;) ) y empecé a crear, a dejar espacio a mi mente para crear, para visualizar a donde quería ir, mi mente se descansó después de muchos años de correr, de competición, de ir tras algo que no se dejaba atrapar, pues yo no era la causa de que eso corriera por lo tanto tampoco debía ni podía ir tras eso, así que lo aparté también, decidí vivir sencillamente y de pronto, después de una larga y dolorosa batalla conmigo misma que me dejó exhausta pero mas llena de lo que había entrado en esa guerra, bastante mas, y el reencuentro de una soledad inmensa que me hizo mucho bien, empezaron a acercarse personas positivas aunque descubrí que algunas siempre habían estado (gracias familia y amigos de verdad), mi trabajo empezó a motivarme y a crecer, empecé a poder dormir sin pastillas, total que en mi opinión, en este largo y apasionante proceso de crearse a uno mismo de nuevo es prioritario viajar, viajar sin miedo, viajar mucho,
abierto a todo y con la predisposición de enriquecerse de otras culturas sin prejuicios. En este trayecto un amigo me dijo una vez "solo compras cosas para ser feliz, deja de comprarlas y viaja, gasta tu dinero y tu vida en conseguir ese dinero para viajar" y fue el mejor consejo de todos. Y por eso viajo, ahora mas que nunca quizá, y siempre hay a quién le pesa, al que no ve mas allá de su nariz, por ejemplo, y en mi mochila se viene un libro que me guste y mi padre, que sé que el se sube conmigo a cada avión para ver todo lo que yo veo. Es en esos momentos, como el momento del muelle, en que le pregunto si le gusta lo que ve. Y es en esos momentos en que sé que estoy donde debo y quiero estar y él está conmigo, viajar me acerca a mi ser querido aunque no tenga sus recuerdos físicos conmigo a 15000 kilómetros de casa.


Espero que te haya gustado éste capitulo, te espero la próxima semana para conocer a nuestros nuevos amigos franceses, también una ONG y la visita a una escuela entrañable.

Un saludo,




Yhasmina

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