martes, 22 de enero de 2019

La importancia de dejarse ser

El lunes os decía en mi conclusión de la semana "No busques la oportunidad fuera, la oportunidad está en ti y en las personas que amas, déjales ser y déjate ser". ¡Y tan ricamente me quedé! Te dejo aquí en mi blog la importancia que tiene en esto de la alimentación "dejarse ser". ¡Sigue leyendo!

Pues fíjate tu que yo tengo la inmensa suerte de reunirme todos los días en mi trabajo y en mi vida
personal con gente maravillosa, aunque la gran mayoría no lo saben o si lo sabían parecen no acordarse. Evidentemente me alegra decirte que ya hace mucho tiempo que practico eso de "dejar ir" y por lo tanto de momento creo que en mi vida personal solo me rodeo de gente que me aporta tranquilidad, positividad y confort. ¿Pero qué hay de es@s múltiples bonic@s que se sientan al otro lado de la mesa? Sí, hablo de ti si es que alguna vez te has sentado conmigo o con cualquier otro profesional sea del ámbito que sea en busca de ayuda.

Me he dado cuenta de hace a un buen tiempo a esta parte de que la gente realmente no se deja ser, ya desde el momento en que tienen una mala relación con la alimentación que terminan consolando con la comida (por decirlo de aquella manera) o bien por que no quieren "ese culo" o "esa barriga" de la que hablan y miran con desprecio mientras se describen. Parece que nos queremos a la carta, como digo yo. Y si no es a la carta no nos queremos o nos queremos mal.

A mi esto me pasó toda mi adolescencia. Mi abuela Máxima Angélica, alias Maxi, tiene a día de hoy tan largo el nombre como el perímetro de las caderas, y ya me he cansado de decirle que se cuide a sus 97 años. Bien, de ella he sacado mi humor negro y mi genética.

Como ya te imaginarás, en plena adolescencia con pelo encrespado, pantalones de campana, granos en la cara y unas modelos de bikini que rallaban la talla XXXXXS, yo vivía acomplejada con mi culo (sobretodo) o por decirlo mas finamente le llamaremos "trasero". No era una cosa de otro mundo, estamos hablando de una talla 38, pero por aquel entonces hablar de lo normal o "aceptado" era hablar de una 36 hacia abajo, las tallas 38 hacia arriba se normalizaron mas adelante. ¿Te acuerdas? ¡Jolin, qué vieja soy leñe! Yo quería un pompis de esos pequeños, de esos que caben en la mano y el mío, aunque nunca he tenido sobrepeso, no te cabía en las dos. ¡Menuda genética! Si no me maldecí 8000 veces no fue ninguna, ademas intentaba taparlo fuera como fuera, buscaba manuales de moda para ver las prendas que me facilitaban disimular y  miraba de "cerrar algo la boca", me metí a clases de step 4 horas a la semana, pero mi trasero seguía midiendo igual en proporción a mi cuerpo y allí estaba yo, con  cremas reductoras y creo que hasta me tomé vayas de Goji a espaldas de mi madre, pero nada. Él ahí conmigo, acompañándome hasta el infinito y mas allá... era mas fiel que cualquier amigo...

Un día cansada de cansarme de ir contra natura me puse frente al espejo durante bastante tiempo y sencillamente me hablé bien, con cariño (la importancia del dialogo propio la dejo para otro capitulo), y asumí que él, mi fiel compañero, seguiría conmigo hasta al menos los 97 (como mi abuela) si es que esto de la longevidad también se hereda. E hice el ejercicio de dejar de mirarlo, de hablar de él y de hacer nada que tuviera como foco este tema, así fue tal como lo dejé ser y me permití ser físicamente como era. Y ahora me encanta, vaya no lo cambiaría por nada del mundo. Me gusta tener
curvas, y sí, lo admito, aveces me cojo un quilo y luego me bajo otro con mas o menos facilidad, pero como todo ser viviente del planeta. Aunque quiero dejarte claro que este hecho no significa abdicar del intento de estar sanos, la salud es los mas importante que tienes, y depende en gran parte de ti. Ve hacia el camino del cambio siempre partiendo desde la aceptación hacia tu persona.

Esto tan banal referente a una parte de mi cuerpo que incluso te puede parecer cómica, sucede cada día a personas tanto a nivel físico como a nivel psicológico (o las dos, que es lo mas común). Y me paré a pensar, en qué punto se llega a encarcelarse a uno mismo para no dejarse ser y es mas, en qué punto no se deja que los demás sean para nosotros tampoco ser como somos. Esto sólo levanta unos muros tan altos que no dejan que nadie te vea, pero es que tu tampoco ves a los demás. ¡Qué perdida de potencial! El mundo se esta perdiendo a gente maravillosa y tu a su vez también. Tu eres únic@ e irrepetible y aun así te empeñas por ser como l@s demás, puesto que ser como l@s demás te protege del "NO" y del "RECHAZO". ¿Te sirve de algo tanto miedo? ¿Te sirve de algo tanta protección? ¿De qué? ¿Llegarás algún día a ser igual que el de al lado?

Lo veo todos los días, no solamente en el físico, también en el plano psicológico, personas que se mantienen calladas, perdidas, aburridas, frustradas, etc... por reprimir tanto y no ser, que enfocan ese sufrimiento en la comida en forma de consuelo, castigo, etc., unas son conscientes, otras no. Y eso, que haya gente tan bonic@ por el mundo sin ser, me parte el alma.

Un saludo,


Yhasmina

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