martes, 2 de octubre de 2018

¡Volvemos! De Foundiugne a Yayème, como es el vino en Senegal?

Y recuperados salimos de Foundiugne para vivir otra de nuestras aventuras hasta una aldea muy bonita repleta de niños llamada Yayème, en la que hay un hotel que no te esperarías ni en tu sueños. ¿Me sigues?

Día 6: De Foundiugne a Yayème

Interior del autobús
Casi acariciando el ecuador de nuestro viaje amanecemos en Foundiugne, estamos mejor, mucho
mejor.

En el desayuno hemos establecido un nuevo propósito, ir a la Isla de Mar Lodj, pero para ello aun pasarán unos días. Viajar allí es una forma de ahorrar y también de encontrar la mas plena tranquilidad, ya que es una isla en la que no hay coches ni luz, al menos no en vías publicas.
Para que te hagas una idea nuestro presupuesto es de unos 1000 euros (vuelos a parte) para los dos, Quim y yo, en todo el viaje.

Cómo te decía, queríamos ir allí atajando por el río, pero finalmente, por el coste y el tiempo hemos decidido acercarnos en coche. Lo primero que tuvimos que coger fue un transbordador y cruzar a la otra orilla del delta. Los niños te dan la mano sin mas en el trayecto,
Niña en los brazos de su madre en el coche siete plazas
a la espera de embarcar unos niños de unos siete años nos pedían algunas monedas, por que eso sí, la mayoría de niños solo son curiosos pero el que se decide a pedir sabe hacerlo mejor que tu o que yo y ademas hasta algunos ya han desarrollado alguna que otra estrategia. A estos dos en concreto creo recordar que les dimos unos 300 francos, que son lo mismo en España que nos 0,46 Euros, la alegría que tenían era inmensa.

Llegados a la otra orilla logramos subir a un coche siete plazas, digo siete plazas pero en este coche familiar del año de la Guerra de Cuba íbamos montados Quim, el conductor, el copiloto, tres adultos, tres niños y yo, un total de diez personas en siete plazas. No te preocupes, allí no es delito viajar así, si te lo cuento es por que este hecho debes añadirlo a lo que te contaré a continuación para entender en qué momento vi claramente que en mi epitafio iban a poner ese día como día de mi partida hacia el mas allá. El coche en cuestión de una antigüedad de unos 30 años, sin cinturones para todos (realmente para nadie, por que nadie llevaba cinturón excepto Quim y yo), sabiendo que la ITV no la pasan, con una bebé de un año en el regazo de su madre a mi lado, íbamos en un coche propulsado a 240 kilómetros hora a riesgo de que
Yayème
en cualquier momento le saliera una rueda volando y haciendo adelantamientos que ni en mis sueños haría yo (y eso que algo temeraria soy).

Tras arriesgar nuestra vida el coche nos deja a 15 kilómetros de la próxima estación  de autobuses, llagados a la estación a pié, llegamos a un autobús al que logramos subir pero con el que partimos dos horas después, como ya te dije en capítulos anteriores, esperan a que los autobuses se llenen para partir, es decir, realmente nunca sabes a la hora que vas a llegar por que tampoco sabes a la que sales. Típico autobús de colorines, que mas que un autobús es parecido a una cafetera de hojalata, en el que íbamos 42 personas pero el tamaño en España es el mismo que el de un minibus, nos fiamos de la gente que nos sonríe y nos pregunta si nos gusta su país. La verdad es que el hecho de que antes de arrancar se acerque un señor a la puerta para rezar y que no nos pase nada, no tranquiliza demasiado.

Niños en el campo de fútbol improvisado
 El cobrador, con una agilidad increíble en su memoria y calculo matemático, es una chico de unos 15 años el cual se situa en la parte trasera del vehículo y memorizando quien estaba en cada momento en el autobús va cobrando y devolviendo el cambio a gritos. Llegó un momento en que casi se pegan y llegó un momento en que Quim temió por la vida del chico cuando lo vio colgado en la parte trasera exterior del vehículo en marcha con el dinero recaudado en una mano y una
chancla rota y en la otra un tubo de pegamento para pegarla mientras se sujetaba únicamente de una barandilla que bajaba del techo.
El autobús nos deja en Omdue, un pueblo de carretera en el que avanzamos haciendo autoestop. Terminaron parando tres vehículos, el problema es que fue a la vez. ¿Por qué es un problema? ¡Muy fácil, por que entonces entran en discusión entre ellos! (Nota mental Yhasmina: Nunca vuelvas a hacer autoestop) En este caso casi llegaron a las manos, increpaban a Quim, que era el que habla francés de los dos, que al final terminó diciendo algo que siempre me pone negra (vaia paradoja) cuando está de vacaciones y no quiere hacer nada, y es que sus vacaciones al dedicarse a la docencia son de dos meses. Dijo: "¡No me molestéis, quiero relax, estoy de vacaciones!" Lo dijo en francés pero hasta yo lo entendí y me acordé de mi madre cuando me decía lo siguiente cuando quería decir a algo como "Yhasmina esto es obvio y no hay mas vuelta de hoja" y era en su lugar: "Esto lo saben hasta los negros de África", y allí estaba, ya lo sabían hasta los negros. En fin :)

Al final nos fuimos con el que cumplió con el precio acordado, por que claro, esto no es gratis, tu pagas para que te lleven, el autoestop es relativo.
Quim jugando al fútbol con los ñiños

En el trayecto vellos paisajes nos sorprenden, muchos baobabs y mucha gente trabajando en el campo. Llegamos a Yayème, entramos en un hotel tras una puerta compacta de hierro, éste hotel está regentado por un francés, tengo que decir que los hoteles regentado por europeos siempre son una opción buena. Este en este caso rozaba el lujo. Tenia piscina, bar, las habitaciones eran chozas típicas africanas, etc... sinceramente tan bonito era que yo me sentí mal de dormir ahí sabiendo lo que la puerta aguarda hacia afuera.

Es un hotel para no salir de allí, pero a nosotros los hoteles no nos interesan así que tras dejar las mochilas nos aventuramos al pueblo. El francés no entiende por qué salimos.

Niña con collar de perlas, muy presumida :)
Avanzamos por lo que parece una avenida principal, un campo de fútbol improvisado les sirve a un montón de niños como entretenimiento, otros niños juegan con una rueda que empujan con un palo o con las manitas. ¡La verdad es que esto de no tener tablet parece que agudiza el ingenio!

Invitaron a Quim a jugar con ellos al fútbol. Tras el juego andamos un poco mas hacia las afueras y nos encontramos de pronto rodeados por muchos arboles milenarios con fuertes y grandes raíces. Tampoco en Yayème encuentras suciedad en las calles. Parece mentira que exista mas civismo en los pueblos que en las ciudades en este sentido.

Si visitas Yayème y no te gustan los niños estas perdid@, por que los hay por todas partes. Tu piensa que una mujer senegalesa tiene una media de 6 hijos en su vida, yo conocí a una mujer que tenia 11, aunque eso fue en la siguiente aldea, la que te contaré la próxima semana.

Tal como te comentaba en el enunciado, en la cena, en el hotel que por cierto se llama "Bundao Lodge" y puedes leer mi critica en TripAdvisor aquí, tomé vino. El vino en Senegal es caro, unos 15.000 francos la botella, por ejemplo. Lo es por el sencillo hecho de que el vino es un producto que ellos no crean, entonces lo importan de Sudáfrica, y es dulce. A mi por lo menos no me gustó.

Te espero la semana que viene para ir a Djilor, un sitio que nos gustó tanto, que nos quedamos dos días! ¿Has visto nunca un pueblo dividido en dos en función de su religión? ¡Te voy a enseñar a hacer tarta de mango!

Un saludo,




Yhasmina

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